Acaba de ser aprobado por el Congreso de los Estados Unidos el Tratado de Libre Comercio con Colombia, al que se sumará próximamente el negociado con la Unión Europea. Situada en una posición geopolítica privilegiada, Colombia necesita mejorar sus procesos productivos, introducir avances tecnológicos en su industria y adecuar su infraestructura hasta lograr condiciones competitivas a nivel mundial. Ese es el esquema de trabajo del actual gobierno para enfrentarse al reto de los mercados internacionales abiertos, y en esa labor busca inversionistas en el tema de infraestructuras y socios que se interesen en compartir las ventajas futuras de la apertura de los dos mercados más grandes del mundo, y que aporten experiencia, tecnología y recursos para establecer nuevas empresas o para ayudar a industrias ya establecidas a ampliar y mejorar su producción, las técnicas de gestión y la competitividad.
Además de grandes empresas de muchos países (entre ellos China) que establecerán fábricas en Colombia para abastecer clientes en los mercados de toda América con los que tiene o tendrá TLC en un próximo futuro, los gobiernos de España y Colombia coinciden en querer impulsar e internacionalizar las medianas y pequeñas empresas, porque son las que tienen menor experiencia internacional y porque son las que al crecer generan riqueza general y más puestos de trabajo, que es otro de los retos perseguidos por las dos administraciones.
El propósito es muy complejo porque falta información sobre el nivel y calidad de eventuales empresas del otro país que sean adecuadas para una labor conjunta, y porque la normal desconfianza inicial de los posibles socios solo desaparecería cuando se intercambiaran informes técnicos serios avalados por entidades gubernamentales, y se celebren encuentros técnicos promovidos por un ente creado para tal fin. El Presidente Santos mencionó varias veces en Madrid esta colaboración y habló de la posibilidad de que empresas españolas aporten maquinarias que estén sustituyendo por otras más modernas, o que se aproveche la capacidad ociosa del tejido industrial para aportar equipos en sectores identificados como de interés comercial.
Lo primero y más importante sería crearle ambiente al proyecto y dar al sector empresarial español la sensación de verdadera oportunidad que la propuesta podría ofrecerle. Por eso debieran los dos gobiernos destacar y reconocer que esta iniciativa es un instrumento adecuado para el desarrollo industrial conjunto y que ese reconocimiento quede plasmado en un Convenio Bilateral de Cooperación Empresarial. Sería una estrategia acordada conjuntamente para conseguir que el propio empresario busque participar en el proyecto con interés, y que el gobierno español reconozca como un privilegio que su país sea escogido como socio preferencial en un proyecto tan importante para ambos países. Si no se hace así pesará negativamente la falta de información y la imagen poco positiva que puede tener sobre Colombia el sector empresarial español mediano y pequeño.
Como órgano de coordinación y ejecución del proyecto debería crearse un Centro Hispano Colombiano de Cooperación Empresarial, de carácter mixto, que cuente con expertos que conozcan las dos industrias y tengan formación profesional especializada, que podrían ser aportados por entidades públicas o privadas participantes. Sería muy conveniente que este centro funcionara con autonomía e independencia tanto en España como en Colombia, y que se lograra un gran protagonismo del empresariado de los dos países en su gestión.
Ejecución del Proyecto
Desde el enunciado del proyecto hay que entender que el presupuesto para su financiación está en función de la importancia técnica y política que quiera dársele y tener en cuenta que deberán contribuir con fondos o con personal los dos gobiernos y las entidades públicas o privadas que se dedican a fomentar el desarrollo industrial. Hay organismos muy importantes, como la Cámara de Comercio de Bogotá, que podría patrocinar el proyecto y contribuir con su enorme prestigio al éxito y respaldo nacional necesarios. El Estado español cuenta con entidades de promoción empresarial, con recursos estatales y con las Comunidades Autónomas, que tienen programas para financiar proyectos.
Esta iniciativa tendría que proponerse formalmente a todas las entidades que por su función política o técnica tengan la disposición y capacidad de ponerlo en marcha y que estén convencidas de que es una propuesta fundamental para poner en marcha un proyecto binacional para aprovechar los TLCs. de Colombia con USA, Canadá y otros países. La respuesta de esas entidades marcaría el rumbo inmediato del proyecto, se celebraría una reunión para sentar las bases de funcionamiento de la parte técnica, y debería organizarse una gestión administrativa a alto nivel, con respaldo determinante de los dos gobiernos.
Una idea prioritaria sería que Colombia aportara con sus medios un inventario de las empresas medianas o pequeñas bien calificadas dentro de cada nivel y que hayan cursado a satisfacción la difícil prueba de participar con éxito en el mercado nacional o en el internacional. Las cifras más significativas de ventas en los mercados de USA y UE, indicarán los sectores en que tendremos que hacer un esfuerzo mayor, ya que el solo hecho de estar presenten en esos mercados, son prueba de su competitividad y de que, si no han crecido a pesar de las preferencias arancelarias que tenían anteriormente, es por problemas de financiación, productividad, gestión y comercialización.
El otro capítulo tan importante como este, es la identificación de las empresas españolas que exportan con dificultades a los Estados Unidos y a otros países americanos con los que Colombia tiene o tendrá TLCs. , pues podrían beneficiarse de esos Tratados y de las facilidades legales de todo género que Colombia ofrece a los inversionistas extranjeros.
Madrid, octubre de 2.011
Además de grandes empresas de muchos países (entre ellos China) que establecerán fábricas en Colombia para abastecer clientes en los mercados de toda América con los que tiene o tendrá TLC en un próximo futuro, los gobiernos de España y Colombia coinciden en querer impulsar e internacionalizar las medianas y pequeñas empresas, porque son las que tienen menor experiencia internacional y porque son las que al crecer generan riqueza general y más puestos de trabajo, que es otro de los retos perseguidos por las dos administraciones.
El propósito es muy complejo porque falta información sobre el nivel y calidad de eventuales empresas del otro país que sean adecuadas para una labor conjunta, y porque la normal desconfianza inicial de los posibles socios solo desaparecería cuando se intercambiaran informes técnicos serios avalados por entidades gubernamentales, y se celebren encuentros técnicos promovidos por un ente creado para tal fin. El Presidente Santos mencionó varias veces en Madrid esta colaboración y habló de la posibilidad de que empresas españolas aporten maquinarias que estén sustituyendo por otras más modernas, o que se aproveche la capacidad ociosa del tejido industrial para aportar equipos en sectores identificados como de interés comercial.
Lo primero y más importante sería crearle ambiente al proyecto y dar al sector empresarial español la sensación de verdadera oportunidad que la propuesta podría ofrecerle. Por eso debieran los dos gobiernos destacar y reconocer que esta iniciativa es un instrumento adecuado para el desarrollo industrial conjunto y que ese reconocimiento quede plasmado en un Convenio Bilateral de Cooperación Empresarial. Sería una estrategia acordada conjuntamente para conseguir que el propio empresario busque participar en el proyecto con interés, y que el gobierno español reconozca como un privilegio que su país sea escogido como socio preferencial en un proyecto tan importante para ambos países. Si no se hace así pesará negativamente la falta de información y la imagen poco positiva que puede tener sobre Colombia el sector empresarial español mediano y pequeño.
Como órgano de coordinación y ejecución del proyecto debería crearse un Centro Hispano Colombiano de Cooperación Empresarial, de carácter mixto, que cuente con expertos que conozcan las dos industrias y tengan formación profesional especializada, que podrían ser aportados por entidades públicas o privadas participantes. Sería muy conveniente que este centro funcionara con autonomía e independencia tanto en España como en Colombia, y que se lograra un gran protagonismo del empresariado de los dos países en su gestión.
Ejecución del Proyecto
Desde el enunciado del proyecto hay que entender que el presupuesto para su financiación está en función de la importancia técnica y política que quiera dársele y tener en cuenta que deberán contribuir con fondos o con personal los dos gobiernos y las entidades públicas o privadas que se dedican a fomentar el desarrollo industrial. Hay organismos muy importantes, como la Cámara de Comercio de Bogotá, que podría patrocinar el proyecto y contribuir con su enorme prestigio al éxito y respaldo nacional necesarios. El Estado español cuenta con entidades de promoción empresarial, con recursos estatales y con las Comunidades Autónomas, que tienen programas para financiar proyectos.
Esta iniciativa tendría que proponerse formalmente a todas las entidades que por su función política o técnica tengan la disposición y capacidad de ponerlo en marcha y que estén convencidas de que es una propuesta fundamental para poner en marcha un proyecto binacional para aprovechar los TLCs. de Colombia con USA, Canadá y otros países. La respuesta de esas entidades marcaría el rumbo inmediato del proyecto, se celebraría una reunión para sentar las bases de funcionamiento de la parte técnica, y debería organizarse una gestión administrativa a alto nivel, con respaldo determinante de los dos gobiernos.
Una idea prioritaria sería que Colombia aportara con sus medios un inventario de las empresas medianas o pequeñas bien calificadas dentro de cada nivel y que hayan cursado a satisfacción la difícil prueba de participar con éxito en el mercado nacional o en el internacional. Las cifras más significativas de ventas en los mercados de USA y UE, indicarán los sectores en que tendremos que hacer un esfuerzo mayor, ya que el solo hecho de estar presenten en esos mercados, son prueba de su competitividad y de que, si no han crecido a pesar de las preferencias arancelarias que tenían anteriormente, es por problemas de financiación, productividad, gestión y comercialización.
El otro capítulo tan importante como este, es la identificación de las empresas españolas que exportan con dificultades a los Estados Unidos y a otros países americanos con los que Colombia tiene o tendrá TLCs. , pues podrían beneficiarse de esos Tratados y de las facilidades legales de todo género que Colombia ofrece a los inversionistas extranjeros.
Madrid, octubre de 2.011